El Tarot de Anandani

El Dos de Bastos

→ Dominio

Una vez conocida la energía poderosa de los ases, el número dos equilibra y estabiliza esa fuerza. En el caso del Dos de Bastos, hay una preparación para la toma consciente de una decisión. El elemento fuego, se proyecta en una nueva tarea que progresa y que tendrá éxito a largo plazo. Algo que ya ha comenzado necesita de la cooperación, la seguridad y la ambición para que tenga futuro. En las dos imágenes adjuntas expuestas, los dos bastos se cruzan, y por el colorido de cada una de ellas, y al juntarse, se percibe como una pequeña «explosión». Para Crowley es la máxima fuerza de voluntad y la nombra «dominio».

El Dos de Bastos exige trabajo, esfuerzo, control e implicación para que se de lo que tenemos entre manos. Paciencia para la futura riqueza. 

Este naipe por otro lado (dualidad propia de los doses) habla de la insatisfacción, la holgazanería y la indiferencia. O nos ha costado poco lograr lo conseguido, o creíamos que lo que tanto ansiábamos nos iba a hacer más felices. Con lo cual nos quedamos como pensando, y dejamos un poco de lado ese asunto mientras miramos y nos mantenemos al margen, no nos sentimos satisfechos. También que no somos capaces de tomar una decisión laboral, no nos atrevemos a comprometernos con nadie y fingimos sentir felicidad. A veces también indica una sorpresa con la que no contábamos y nos detiene los planes.

Es una de esas cartas que dependen mucho de las que le rodean. El Dos es la unión de opuestos. Desde la indecisión y la neutralidad en cualquier relación y éxito por conseguir, al disfrute de los logros ya conseguidos, la entrega y  el amor leal. Depende de ti ponerte en marcha, valorar y aprovechar el momento o quedarte viendo el mundo en tus manos. Como carta del día, el consejo es mantenerte neutral, hoy mejor que te tomes las cosas con calma, no te comprometas sino estás decidido, quizás al día siguiente te sientas más segur@.

ilustraciones: Tarot Crowley, Aleister Crowley, 1944. Lo Scarabeo

Tarot Cristal, Elisabetta Trevisan, 1995. Lo Scarabeo

 

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